Sus ojos eran poderosos, aunque eso ella no lo sabía, le gustaba marcárselos, delinearlos, pintar de colores sus párpados, hacerlos más grandes, de haber sido un animal, quizá hubiera sido una pantera de ojos verdes. No eran verdes esmeradas, quizás de lejos eran marrones, pero si le mantenías la mirada podías ver la selva que habitaba en ellos. Siempre había sido muy expresiva y había dado miedo acercarte a ella, como he dicho, era intimidante. Nunca había ido sola, pero tampoco la seguía una horda, era sencilla y extravagante al mismo tiempo. Su pelo era de dos colores, a veces se permitía el lujo de sobresalir con un fucsia o un azul eléctrico, pero siempre llevaba las puntas rubias y la cabeza castaña, era preciosa. Sus ojos no eran exageradamente grande, pero ocupaban el lugar perfecto sobre la nariz, no era respingona, pero habían soportado unas gafas durante mucho tiempo. Sus labios eran rosados, pero siempre los cubría de colores oscuros como el rojo, el marrón o el azul, ya he dicho que ella era extravagante, excepto por aquella vez que los llevaba en un tono rosa mate, ella decía que el nombre de ese color era 'rosa cupido'. Siempre llevaba camisetas con mensajes algo curiosos, como aquella vez que llevaba una camiseta que decía : ''No me mires a los ojos, las tetas las tengo aquí abajo'. Mi madre me decía que no me acercara a ella, pero nunca le hice caso. Los pantalones siempre los llevaba ajustados, de talle alto y rotos. Recuerdo que un día la vi andando de rodillas, porque decía 'Así que son más naturales'. Ella era increíble, pero no lo sabía y eso fue lo que la hizo perderse.
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